Debidamente utilizada y apoyada, la aviación embarcada puede proporcionar la base para realizar un sinfín de operaciones de todo tipo. Como ejemplo de ello podemos citar: la disuasión que implica la amenaza del uso de misiles balísticos o de crucero en un conflicto regional, el apoyo a operaciones anfibias y aerotransportadas, la cobertura de operaciones de evacuación de personal no combatiente o el disparo de misiles superficie-tierra y aire-tierra, además del control de los aparatos no tripulados lanzados por submarinos.

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