Bajo el amparo de las leyes internacionales que protegen la libertad de navegación, las unidades embarcadas pueden actuar con total independencia. Los barcos y aviones son territorio soberano del país, y cualquier ataque o intrusión puede considerarse un acto de guerra y una violación de la ley internacional. En el momento en que algún país decide violar estos acuerdos, la aviación naval puede pasar a la acción sin requerir autorización alguna.

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