Cuando se dispone de una licenciatura universitaria y de muchas ganas de volar ... además de una vista y una condición física correctas, y se superan las baterías de test psicológicos y de coordinación ... hay que pasar por la Escuela de Aspirantes a Oficiales (OCS), donde se imparte una formación básica y se obtiene el nombramiento para la reserva ... La de la Marina está situada en Pensacola, Florida. Una vez el candidato ha sido alférez o segundo teniente, el camino para llegar a pilotar un aparato de la Marina pasa por la Base Aeronaval de Pensacola (NAS).

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... los servicios de la Marina juzgan que la responsabilidad de pilotar un avión de cincuenta millones de dólares ... exige poseer una formación universitaria.

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... los futuros jefes de escuadrón o de sección de combate deberán hacer gala de sensibilidad y capacidad de liderazgo en el trato a los "pollos", sean del sexo que sean. Esta actitud obrará en beneficio del conjunto de la aviación naval, ya que la atención hacia los oficiales subalternos en sus primeros destinos favorece su permanencia en el cuerpo y reduce las necesidades de formación de nuevo personal. A un coste de más de un millón de dólares por individuo, supone una verdadera ayuda para los presupuestos.

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Muchos pilotos navales no superan la presión que comporta su primer escuadrón de destino y, sin embargo, bastantes mujeres lo han conseguido.

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... todo el personal de la Marina recibe formación complementaria destinada a mejorar las relaciones de oficiales y marineros con sus compañeras del sexo opuesto ... A medida que el civismo y las buenas formas han ido desapareciendo de las enseñanzas impartidas en la escuela y la familia, los servicios de la Marina han creído oportuno dar esta formación a sus miembros. ¡La educación es fundamental!.

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Las mujeres de la aviación naval que sirven hoy día en los escuadrones de vuelo no gozan de ningún trato de favor, ni siquiera a la hora de poder sentarse en la carlinga de un aparato ... Ha sido bajo estas condiciones, sin dar relevancia a ningún otro argumento, como las pilotos navales han acabado siendo aceptadas en las unidades.

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... en los Estados Unidos las empresas compiten duramente por conseguir hacerse con los servicios de las pocas mujeres que cuentan con títulos universitarios en materias como matemáticas, ciencias, ingeniería e informática, con lo que quedan muy pocas con titulaciones de este tipo dispuestas a entrar en el ejército. Muchas de estas mujeres, atraídas por lo militar, prefieren entrar en el Ejército de Tierra o en la Fuerza Aérea, ya que la adaptación es más fácil en sus unidades. La Marina ofrece muy pocos atractivos para las mujeres ... por lo que en un futuro deberá mejorar las perspectivas para los candidatos.

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Los seres humanos no están hechos para llevar a cabo los trabajos peligrosos en solitario. Sin compañeros con los que compartir los problemas y las soluciones, las emociones y los fracasos, un individuo siempre tenderá a desistir o estará sometido a una tensión excesiva. También las mujeres embarcadas necesitan de otras para compartir sus experiencias ... Asumiendo esta realidad, la Marina no destina mujeres de forma aislada a escuadrones o secciones de combate, sino que acostumbra a agruparlas en pequeños núcleos. La Marina llama a esto "masa crítica".

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Al finalizar la Guerra Fría se produjo una reducción de las fuerzas armadas y muchos pilotos de la aviación naval fueron "despedidos" y tuvieron que integrarse en la vida civil. Los pilotos navales veteranos no pudieron hacer nada por cambiar esta situación, pero vieron con muy malos ojos la invasión de mujeres ...reemplazando a sus viejos compañeros. La mentalidad de estos hombres, que tenía sus raíces en Vietnam, los llevaba a condenar todos estos cambios "socioculturales".

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La primera mujer de la Marina que pilotó una caza se mató al lanzarse en paracaídas desde un F-14 Tomcat tras una aproximación fallida al USS Abraham Lincoln (CVN-74).

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La primera mujer que pilotó un bombardero de la Fuerza Aérea fue forzada a dimitir por una cuestión de adulterio.

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Durante los veinte años que siguieron a la Guerra de Vietnam, los movimientos feministas y de derechos cívicos transformaron la sociedad americana. Pero estas dos revoluciones apenas afectaron a las fuerzas armadas, particularmente a la Marina, y aún menos a la aviación naval ... Seguía siendo un santuario profesional para hombres blancos de clase media, ligados con el cuerpo por estrechos lazos desde hacía dos o tres generaciones.

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La aviación naval y sus miembros vivieron los últimos años de la Guerra Fría aislados de los grandes cambios sociales que afectaron a la sociedad estadounidense. Cuando las tripulaciones regresaban de sus cruceros y sus rotaciones, sus comandantes los mantenían apartados, desconectados de la vida civil y sus vicisitudes. Se estaba fraguando la tragedia. La tormenta estalló en 1991 en el Hotel Hilton de Las Vegas.

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Cuando los oficiales subalternos de la Guerra de Vietnam se convirtieron en jefes de escuadrón y capitanes de portaaviones, transmitieron a los nuevos pilotos bajo su mando su espíritu bebedor, mujeriego, vividor y temerario. Esto se convertiría en una bomba de efecto retardado.

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En cualquier grupo humano sometido de forma habitual a tensión, a la tragedia y a la locura de una guerra limitada, los supervivientes se unen de una forma especial ... Sin embargo, la comunidad humana que formaban los hombres de la aviación naval se aisló, no sólo de la sociedad estadounidense, sino también de la propia Marina, lo que provocó grandes recelos. Nació una subcultura que caló en las dependencias de la aviación naval a bordo de los barcos y en los clubes de oficiales de las bases situadas tanto en los Estados Unidos como en ultramar. Lo más notorio era que los pilotos recién llegados de misiones de combate adoptaban una actitud que rozaba la insubordinación. Se emborrachaban en las dependencias de la escuadrilla de combate en la Yankee Station y organizaban auténticas orgías al regresar a las bases que finalizaban poco antes de volver de misión. Los capitanes de los barcos y los jefes de escuadrón cerraban los ojos ante estos excesos de juventud. Aunque dicha conducta era deplorada por los altos mandos de la Marina, se toleraba, y esta tolerancia llegaba hasta el propio Pentágono. Se creía que de este modo los pilotos tenían una válvula de escape ante la desagradable naturaleza de la Guerra de Vietnam. El resultado fueron doce años de borracheras, fiestas salvajes y orgías por parte de las dotaciones aéreas en los ratos de ocio entre misión y misión.

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Antes de que finalizase la Guerra de Corea, nuevos portaaviones entraron en servicio, y una nueva generación de cazas de reacción empezaron a verse sobre sus cubiertas ... Los nuevos aviones de reacción no eran fiables: contaban con motores poco potentes que además tenían una peligrosa tendencia a explotar o a incendiarse ... Los pilotos adoptaron una actitud fatalista respecto a las posibilidades de llegar a la edad de la jubilación. De todo ello surgió la filosofía de "vivir el día a día", que los dominó durante los años sesenta y a lo largo de toda la Guerra de Vietnam.

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A lo largo de una singladura, la única diferencia entre un vuelo de combate y otro de rutina consiste en la posición del conmutador de control de armas, situado en el panel frontal.

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Un piloto naval vive experiencias muy interesantes a los largo de sus desplazamientos de seis meses por ultramar. Durante una carrera de veinte años, un oficial vive entre ocho y diez de estos "cruceros".

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